Loris Malaguzzi y el poema de los 100 lenguajes.
- ¿Quién es Loris Malaguzzi?
Malaguzzi nos muestra la realidad de la escuela que, a su vez, es reflejada en la sociedad. En pocas palabras nos enseña la incoherencia en la que se encuentra sumida, la contradicción en la que vive la educación formal y, por ende, los estudiantes. Mientras desde la teoría nos hablan de que el sistema educativo es el lugar donde se desarrollan las capacidades y conocimientos humanos, la práctica nos evidencia que en ella más bien se atrofian.
En el 1923 los Malaguzzi vivían en una casa en la Piazza Flume de Reggio Emilia. Es una infancia ligada a esta plaza que Malaguzzi recuerda como un lugar importante en su infancia, en su formación, en su consciencia de felicidad, de lo permitido y lo prohibido. Durante estos años realiza en la Escuela Primaria su vida escolar como estudiante hasta el curso 1929-1930. No destacó como gran estudiante. Su interés estuvo ligado a la plaza italiana de Reggio Emilia y en la que él pasaba grandes ratos. La familia Malaguzzi (formada por el padre, la madre y dos hijos) se traslada al barrio obrero de Santa Croce. Malaguzzi realiza desde el curso 1930 – 1931 los estudios en el instituto magistral Principessa de Napoli, durante siete años. Acabados estos, empieza a trabajar como maestro de escuela primaria, en un pueblo llamado Reggiolo. Con diecinueve años fue destinado como maestro en Sologno di Villaminozzo, donde encuentra el sentido del oficio de educador. M
aestro y pedagogo, fue el iniciador e inspirador de la metodología educativa de las escuelas de Reggio Emilia, dedicando toda su vida a la construcción de una experiencia de calidad educativa en la cual se escuchaba, se respetaba y se consideraban las potencialidades de los niños y niñas para que se reconocieran los derechos de estos a ser educados.
- Sus ideas.
Los niños tienen cien lenguajes, pluralidad de códigos lingüísticos, no se quedan en lo que ven si no que ven más allá. Las ideas surgen de experiencias reales dando como resultado respuestas y conclusiones reales. Y eso era lo que Malaguzzi pretendía, que los niños aprendieran a través de hechos reales. Cada niño es diferente, singular y por eso mismo cada individuo se relaciona con los otros de diferente manera y tiene habilidades diferentes. Para él los educadores debían basarse en la observación y el descubrimiento de las diferentes formas que los niños tienen de participar, proceder y elegir.
- Principios básicos.
- El niño como protagonista: Los niños son investigadores del mundo que les rodea utilizando su natural curiosidad. Esto les permite aprender de manera más espontánea sin necesidad de una gran planificación.
- Maestro como colaborador, investigador y guía: El docente debe estar en continua formación. propone actividades y proyectos partiendo de los intereses de los niños así como llevar un registro (documentación) de todo lo que pasa en el aula.
- El espacio como tercer maestro: Los niños pueden circular libremente por las aulas y los pasillos de las escuelas. Cada aula suele estar tematizada y se crean ambientes preparados que inviten al aprendizaje, la experimentación, la comunicación y la investigación. Los pasillos también forman parte de la escuela y también pueden tener elementos que impliquen a los niños y les ayude en su desarrollo. Un espacio bien preparado y con provocaciones actúa también como maestro, por tanto, la organización del entorno físico es crucial.
- Importancia de la participación de las familias: Las familias son el principal agente educador, por lo que se hace vital su implicación total y activa en la escuela.
- La documentación pedagógica: Para realizar la documentación hay que escuchar, observar e interpretar. Posteriormente se realizan paneles en los que se plasma todo. Interesa el proceso, no el producto final
Malaguzzi nos muestra la realidad de la escuela que, a su vez, es reflejada en la sociedad. En pocas palabras nos enseña la incoherencia en la que se encuentra sumida, la contradicción en la que vive la educación formal y, por ende, los estudiantes. Mientras desde la teoría nos hablan de que el sistema educativo es el lugar donde se desarrollan las capacidades y conocimientos humanos, la práctica nos evidencia que en ella más bien se atrofian.
Cada persona alberga en ella diferentes habilidades a ser desarrolladas en distintos niveles que son las que le dotarán de su singularidad. Sin embargo, el sistema educativo, en su obsesión por la eficiencia, crea un patrón nacional, el currículo, que establece los límites de las capacidades y conocimientos que serán enseñados en la escuela. Es decir, limita lo ilimitable, “de cien, le roban noventa y nueve”.
Aquí dejo el poema leído por un niño.
https://iberoamericasocial.com/los-cien-mundos-de-loris-malaguzzi/
Webgrafía: https://www.ticumikutoys.com/blogs/news/quien-es-loris-malaguzzi
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